widupingunation

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tan indignado que me estoy perdiendo el Betis

miércoles, 16 de mayo de 2012

Amores egoistas

Llegaba el verano y en una plaza del pueblo, en un banco cualquiera, se sentaron los dos, mudos en el silencio y sin comprender por que el destino los había llevado a aquel lugar. En una fría situación, el chico soltó la primera bocanada de aire y después de un suspiro profundo le habló. – ¿Qué es de ti? - Esta pregunta se puede interpretar de muchas maneras. ¿Qué es de ti sobre tu pasado?, ¿qué es de ti ahora sobre este microsegundo presente? o ¿qué es de ti sobre tus planes de futuro?. Finalmente ella contexto con una pequeña voz temblorosa – Pues de mi, en este curso de mi historia, he tenido momentos interesante y aburridos, buenos y malos - . Los dos sabían que cuando hablaban de momentos se referían a aquellos momentos después de su relación. El era un chico Cosmopolitan, conocedor de mundo y de la filosofía de la vida. Ella era una chica tímida, pero a la vez impulsiva, tales cosas le harían no conocer nada y conocerlo todo. El viento soplaba, de estas brisas de verano, que el calor sofoca y el viento relaja. A la conversación le faltaba cierto ritmo, los dos volvieron a callar y se adentraron en el silencio del exterior y en el intenso ruido de sus pensamientos. Como poder explicar que el amor se puede encontrar en cualquier parte que tu quieras encontrarlo. Han podido enamorarse miles de veces, han podido dar su cariño otras tantas iguales. Sin embargo después de varios años, se volverían a encontrar en un simple banco después de haber tenido anteriormente amores egoístas. Después de este sumiso silencio, él se repuso a continuar la conversación y a darle un tono mas elevado. - ¡Te he echado de menos!, te he olvidado en innumerables ocasiones y te he vuelto a recordar de nuevo. He reído recordando nuestros momentos graciosos y he disfrutado en la cama soñando contigo, pero por muchas veces que haya podido olvidar y recordar, al final recaía en el asombro de volver a echarte de menos. Porque así son las cosas, tal vez, no era lo que yo quería, pero es lo que me ha tocado - . Después de este mini discurso, ella sentada un poco más cómoda que antes se volvió hacía él, le miró a los ojos, le saco una leve sonrisa y exhaló algunas palabras.
- Por mas que hayas pensando en mí, nuestros momentos no marcarán en tu futuro sino en tu recuerdo. No has visto unas mayores expectativas de volver conmigo sino que tus recuerdos los has hecho más importantes. A veces, yo también te he echado de menos, supongo que esto son cosas que pasan, pero me di cuenta, de que cada vez que pensaba en ti, hacía menos importante mi presente y más importante mi pasado.
Y se volvieron a adentrar en el silencio de la tarde, analizando interiormente la conversación. Y volvió a continuar ella, esta vez mas decidida. - Tal vez nuestra historia fue más bonita, teníamos nuestros problemas y nuestras reconciliaciones, no tuvimos ningún principio, todo fue lento pero intenso, tal vez hay este la magia, nunca supimos el principio, pero tampoco supimos nuestro final. Podría buscar millones de sentido a lo ocurrido, pero es que simplemente ocurrió, nos gustamos, nos quisimos, nos amamos, nos odiamos y por desgracia finalmente nos hicimos indiferentes- . Entonces él casi sin escucharla y cortando su conversación se acerco a su oído y le canto la canción que el había hecho en su momento para ella. Ariadna que así se llamaba la chica, soltó unas lágrimas que se evaporaron en su mejilla. Agitado los dos se sintieron indefensos en aquella situación de amor, por que ellos podrán ser dueños de su vida, pero no de su historia, podrán ser dueños de sus mentes, pero no de sus corazones, podrán ser dueños del destino, pero no del futuro, podrán ser dueños de todo, lo que les convierte en dueños de nada. Porque cuando te sientes dueño de algo, es cuando más inseguro estas, teniendo todo el peso de las decisiones.
- Es curioso, siempre tuve la necesidad de besarte, y tan solamente tengo el placer de abrazarte – dijo Leo, que así se llamaba el chico. – así que abrázame por favor, necesito comprobar algo -. Los dos abrieron los brazos se juntaron un poco y entrelazando bajo los hombros se frotaron las espaldas en un mísero abrazo, falto de calor y cariño. Se miraron mutuamente como sino se conocieran, sin parpadear ni un segundo, se observaron de nuevo, buscando un misterio que parecía haberse escondido tras los años. Leo bajó los brazos hasta sus caderas, Ariadna los elevó hasta su cuello, la respiración aumentaba, el reflejo de sol en los ojos alumbraban aun más sus miradas, el corazón palpitaba a un ritmo elevado, y mientras más se acercaban, mas fuerte retumbaba el tambor en el pecho. Sus rostros cada instante más cerca, más inevitable lo que iba a suceder. Cerraron los ojos. Leo aproximó sus labios lentamente. Ariadna los besó en un irrefrenable deseo. Y la volvió a besar después de seis años. Hay quienes dicen que los amores verdaderos nunca mueren, yo creo que lo importante no está en que no mueran, sino en que vuelvan a nacer. Nunca supieron como se alejaron uno del otro, es que era tan realmente puro su amor, que lo demás resultaba ser malditamente falso.
Separaron los labios, abrieron a la luz los ojos oscuros de ella, los ojos claros de él. Leo se levanto del banco, le dio un beso en la frente y le dijo – Que tu y yo nos volviéramos a encontrar estaba mas que escrito en nuestro destino. Que tu y yo volvamos a vivir una vida sumergida en un desenfreno amoroso y volver a ser felices como la primera vez, no se sabe, solo es cuestión de averiguarlo –  Se dio media vuelta y se marcho andando dándole patadas a una pequeña piedra que se encontraba en el suelo. Ariadna se levantó de su asiento y gritó el nombre de Leo. Él miró con cierto tono de vacilación y ella empezó a hablar.
- Porque a veces lo más fácil es lo mas complicado. Porque a veces es mas difícil ser amigos que solo amar. Porque a veces estamos hechos uno para el otro. Porque a veces ser diferentes es lo que nos complementa a los dos. Porque a veces, el futuro nos aguarda un misterio y solo dos corazones con ganas de descubrirlo darán con la clave – los ojos de Leo se iluminaron, su cara mostraba cierta felicidad y su sonrisa lo confirmaba. - ¿Sabes? Te quiero, pero esto es lo maravilloso del amor, que lo fácil, lo hacemos jodídamente difícil – dijo Leo finalmente.
Y se marchó, sin decir nada mas y con unas lágrimas que no salían, por vergüenza a que le vieran llorar. Ariadna lo contempló con aire de felicidad y de tristeza. ¿Sería esta la última vez que se verían?, ¿sería el último beso de amor de sus vidas?.

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